A rechazar la farsa constitucional: anular, abstenerse o votar en blanco

por Gustavo Burgos

Las elecciones de este 7 de mayo aparecen revestidas de una completa falta de legitimidad. El proceso constitucional del que son parte fue el resultado del llamado Acuerdo por Chile (también llamado Acuerdo de la Infamia), en virtud del cual la generación de la nueva Constitución está entregada a organismos dominados por el Congreso, sin que exista en este proceso la más mínima participación popular. El repudio popular a estas elecciones es —por lo mismo— amplio y se ha extendido por toda la base electoral del propio Gobierno. De hecho, desde La Moneda temen tanto por igual una estrepitosa derrota a manos de la Derecha, como de un abultada abstención y voto nulo. Ambas cuestiones dejarían al Gobierno colgando en el aire, en una polarización entre la creciente fuerza del Partido Republicano y una izquierda «extrema» que hoy no tiene rostro ni organización definidas. El escenario se presenta como una pradera reseca que espera tan solo una chispa para arder.

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18 de octubre de 2021: la rebelión sigue viva

por Guillermo Correa

Con un muy buen manejo comunicacional del lenguaje los medios de comunicación tradicionales fueron instalando como idea fuerza el concepto de que este 18 de octubre era una fecha de “conmemoración”, de recuerdo, concepto que incluso fue replicado por medios de comunicación alternativos e independientes. Con el término “conmemoración” se busca dar a entender que la rebeldía que estalló con la fuerza de un volcán el 18 de octubre del 2019 pasó a formar parte de la historia oficial como un fenómeno inanimado. En esta misma línea se han creado “museos o muestras del estallido” que de una u otra forma reafirman y refuerzan esta idea fuerza instalada, dando por terminado estos fenómenos dinámicos, vivos y cambiantes como son los procesos sociales n donde el pueblo es protagonista.

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Cómo el enorme aumento del precio del cobre encendió el debate en Chile sobre el aporte de las mineras privadas a las arcas públicas

por Cecilia Barría

Cada vez que se dispara el precio del cobre, el debate en Chile sobre cuánto dinero aporta la extracción del metal a las arcas públicas vuelve a encenderse.

La diferencia ahora es que la discusión se produce en un año políticamente excepcional: el país estará redactando una nueva Constitución -con la participación de representantes elegidos por voto popular- y en noviembre se celebrarán elecciones presidenciales.

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Documentos ocultos de la Historia de Chile: entusiasta discurso de Ricardo Lagos al suscribir la actual constitución en 2005

por Paul Walder

Las y los chilenos tendemos a olvidar que la actual Constitución ya no es la impuesta por Pinochet en 1980. Luego de un consenso entre la Concertación y la derecha tradicional, se aprobó en 2005 un nuevo texto constitucional, el que fue firmado por Lagos y todos sus ministros de entonces: Francisco Vidal, Ignacio Walker, Jaime Ravinet, Eduardo Dockendorff, Nicolás Eyzaguirre, Jorge Rodríguez, Yasna Provoste, Jaime Campos, Osvaldo Puccio, Sergio Bitar, Luis Bates, Yerko Ljubetic, Jaime Estévez, Pedro García, Sonia Tschorne y Alfonso Dulanto.

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Ganamos la batalla, la lucha sigue

de Corriente Marxista Internacional-Chile

El Apruebo a una nueva Constitución ganó con un arrollador 78%. También ganó por mayoría amplia que los diputados constituyentes sean elegidos entre la población y no con la participación de los parlamentarios actuales. Los medios corren hoy a saludar la “fiesta de la democracia”, la “victoria de la institucionalidad y contra la violencia”. La clase trabajadora, por su parte, celebra y siente como propia esta victoria ¿Qué sigue ahora?

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La ausencia de un poder constituyente democrático en la historia de Chile

por Sergio Grez

Difícilmente podría la Ciencia Política considerar democrático un país en el que nunca se hubiese realizado un debate nacional acerca de las normas esenciales que deben regir su vida en comunidad. Un Estado cuyas cartas constitucionales más importantes siempre hubiesen sido el fruto de las discusiones, conciliábulos, consensos o imposiciones por la
fuerza de pequeños grupos. Una sociedad cuyas Constituciones más duraderas fueran el resultado de la presión ejercida por la fuerza militar. Mal podría definirse dicha sociedad política como democrática y a sus habitantes como ciudadanos de derecho pleno. A lo sumo se diría que se trata de un país semidemocrático con una ciudadanía restringida.

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Graves errores del proceso constituyente

por Felipe Portales

Se han repetido muchos errores de consideración respecto del carácter del “proceso constituyente” iniciado con el acuerdo parlamentario entre la derecha y la ex Concertación suscrito el 15 de noviembre pasado. El primero de ellos ha sido, nada menos, que el referirse a la Constitución que nos rige como la “Constitución de Pinochet”, en circunstancia que hace ya muchos años (2005) que tenemos una Carta Fundamental suscrita por Ricardo Lagos y todos sus ministros de entonces. Es cierto que esta nueva Constitución no alteró varios de los principios e instituciones fundamentales de la Constitución del 80 impuesta por Pinochet. Pero contó con la plena “bendición” de la Concertación, a tal punto que pretendió denominársela como la “Constitución de 2005”.

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Ante el proceso constituyente: lo prioritario y lo secundario hoy

por Ibán de Rementería

Hoy en lo político es esencial discernir entre  lo prioritario y lo segundario en los procesos electorales que se vienen en lo inmediato. 

Como bien sabemos el proceso constituyente fue instalado como salida política a la crisis institucional del Estado planteada por el estallido social que se inicia el 18 de octubre del año pasado, lo que se pacta entre el Parlamento y el Poder Ejecutivo el 15 de noviembre siguiente es el Acuerdo por la Paz y la Constituyente, con esto se logró posponer la crisis política y, luego, con la pandemia del corona virus se establecieron los instrumentos  estatales de control de la población que apaciguaron momentáneamente el estallido social, eso ha sido: la Peste.

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Que los movimientos sociales asuman la conducción de los cambios

por Luis Mesina

Nuestro país requiere con urgencia dotarse de una nueva conducción, quizá surgida de formas no tradicionales de hacer política, no exclusivamente de los partidos históricos. Tal vez, ha llegado el tiempo de que el movimiento social, con sus diversas y genuinas organizaciones sociales, asuma el rol de conducir este proceso presionando para correr el cerco que pusieron otros y que busca imponer la vieja política gatopardista.

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Engaños constitucionales sistemáticos

por Felipe Portales

La verdad, no debiésemos sorprendernos del nuevo engaño que pretende el liderazgo de la ex Concertación con el regalo que le ha hecho a la derecha del virtual poder de veto en la elaboración de una “nueva” Constitución. Eso es, en la práctica, lo que significa el antidemocrático quórum de dos tercios establecido para aprobar su texto. Ya en 1989 procedió a regalarle la mayoría parlamentaria segura que le aguardaba de no haber sido por la Reforma Constitucional concordada en ese año, para poder “justificar” su imposibilidad futura de cumplir con los programas presidenciales (en los cuales ya no creía) destinados a sustituir el modelo neoliberal heredado de la dictadura. Ahora, con el regalo del poder de veto a la derecha podrá “justificar” la imposibilidad de obtener un texto constitucional que siente las bases para la construcción de un nuevo modelo de sociedad.

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Espejismo constituyente

por Guillermo Correa

Una de las características más maquiavélicas que tienen los sistemas de dominación es la de convencer a los dominados y dominadas que las actividades o acciones que se realizan dentro de su marco institucional, para la mantención del status quo, se efectúan en su beneficio e incluso muchas veces es capaz de hacer que sean los mismos oprimidos y oprimidas quienes asuman como propios dichos planteamientos, enmascarando las intenciones reales que se esconden detrás de ellas. El Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución es, a mi entender, un ejemplo clarísimo de esto.

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Con el plebiscito se abre un período de un año de elecciones: ¿tiene sentido participar en ellas?

por Gustavo Burgos

La apertura del proceso constituyente, fruto del Acuerdo por la paz de noviembre del año pasado, se nos ha presentado como la principal conquista del levantamiento popular del 18 de octubre. Es más, a partir del 25 de octubre este año, el plebiscito constituyente es el primero de 6 actos electorales que cubrirán prácticamente un año completo: las municipales, las elecciones de Gobernador, las de convencionales constituyentes para terminar con las parlamentarias y presidenciales de noviembre del 2021. Un año completo de elecciones. ¿Qué hacemos?, ¿Tiene sentido participar de este proceso?. ¿Es posible contribuir al desarrollo del proceso revolucionario llevando candidatos y llamando a votar?

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Quorum constitucional provocará más violencia

por Felipe Portales

El aberrante y antidemocrático quórum de dos tercios para la aprobación de una nueva Constitución provocará, a la larga, mucho más frustración y violencia en la sociedad chilena. En efecto, dicho quórum –formulado en el acuerdo entre la derecha y la ex Concertación del 15 de noviembre, y que fue incluido en la reciente Refor- ma Constitucional que estableció el “proceso constituyente”- tendrá el efecto seguro de “obligar” a la ex Concertación a consensuar con la derecha una “nueva” Constitución, dada la amplia obtención de un tercio de los parlamentarios por la derecha en todas las elecciones parlamentarias desde 1990, con o sin sistema electoral binominal. En otras palabras, esta pretendida nueva Constitución no podrá ser aprobada sin el acuerdo de la derecha. Y si la ex Concertación llegara muy improbablemente a izquierdizarse no podrá hacer tampoco un efectivo uso de la amenaza de usar su tercio con el objetivo de lograr un mejor acuerdo con la derecha, ya que si no se llegase a acuerdo alguno respecto de un nuevo texto, seguiría vigente la actual Constitución, la que pese (¿o por?) a estar suscrita por Ricardo Lagos y todos sus ministros de 2005 conserva la plena aceptación de la derecha.  

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El proceso constituyente es una trampa para preservar el modelo

por Lucía Sepúlveda Ruiz

La inmensa mayoría de las y los chilenos, queremos una nueva Constitución surgida de una asamblea constituyente. En las asambleas territoriales y los movimientos sociales, queremos además una constituyente Soberana, Plurinacional y Feminista que nos dé garantías sobre la forma de elección de sus delegados y su funcionamiento. Por eso, la ley de Reforma a la Constitución, que posibilita el próximo Plebiscito de Abril nos deja en shock. Incluye cuestiones ampliamente criticadas, como los 2/3 de quorum fijados para el funcionamiento de la constituyente, y la desigualdad de condiciones de elección para independientes. Como si eso fuera poco, además raya la cancha de la Constituyente sobre qué puede o no decidir. No hay debate público al respecto. Sólo lo ha denunciado Chile Mejor sin TLC, quizás porque la mayoría supone que la ley es igual al llamado “Acuerdo de Paz”.

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¿Estado o Constitución?

por José Moro

Parece haber consenso en el pueblo sobre la necesidad de reemplazar la Constitución, a la que se considera causante de las desigualdades sociales y límites de la democracia chilena. Sin embargo, este acuerdo no parece extenderse a la necesidad de cambiar el Estado. Y sin embargo, esta Constitución es creación de un Estado que, en sus rasgos esenciales, no se distingue sino formalmente del construido a partir del golpe militar. Recordemos que, entre 1973 y 1980, ese mismo Estado fundó el sistema económico, social y cultural que heredamos, sin necesidad de un marco constitucional. 

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Concepción marxista del derecho: el Estado y la Constitución

por Ben Gliniecki

Para los marxistas, el Estado no tiene nada de misterioso: es un arma de la clase dominante para ser utilizada en la lucha de clases. Las leyes constitucionales parecen regular y limitar el poder del Estado ¿Eso significa que deberían ser apoyadas por los marxistas? Esto sería un malentendido. Las leyes constitucionales son una conquista de las revoluciones burguesas contra el antiguo orden feudal, y fluyen, en contenido y forma, directamente de un sistema basado en la producción de mercancías. No nos hacemos ilusiones con que las garantías constitucionales puedan ayudar a la clase obrera a vencer en su lucha contra la burguesía. Lo cual también significa que, además de que el Estado sería completamente diferente en el socialismo, el derecho constitucional y el derecho en general, también se verían muy diferentes.

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Luis Emilio Recabarren: Proyecto de Constitución para la República Federal Socialista de Chile

Siempre falta algo que aclarar en la propaganda de nuestras ideas y a medida que aumenta el número de afiliados aumentan las preguntas y las discusiones sobre «el qué» y «el porqué» de nuestras aspiraciones y «modo» de realizarlas.

Por eso damos aquí una breve pero clara explicación:

¿Qué es lo que queremos?

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Revolución y Constitución

por Gustavo Burgos //

 1.- POR QUÉ ENTRAMOS EN EL DEBATE CONSTITUCIONAL (NUESTRA LUCHA CONTRA LOS REFORMISTAS)

            En los círculos de izquierda, es frecuente escuchar, frente a los ampulosos y circenses debates políticos de los patrones, que nada de eso nos interesa. Que lo que ocurra en el Congreso, en el Gobierno o el Poder Judicial, en nada nos debe preocupar y que la respuesta la debemos encontrar en los problemas “concretos” de los trabajadores. Se pretende por esta vía delimitar la política de los patrones con la de los explotados, limitando las preocupaciones, reclamos y discusiones de la izquierda al entorno doméstico de los trabajadores. Se dice que no debe interesarnos el destino de los senadores designados, ni el debate tributario ni las posibles reformas a la Constitución.

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La propuesta programática presidencial de Fernando Atria

El pasado 26 de noviembre ante el Comité Central del  Partido Socialista el abogado y profesor universitario Fernando Atria, precandidato presidencial por dicho partido en representación de la Izquierda Socialista, hizo presentación de su propuesta programática. Las ideas centrales planteadas fuero: destacar que nos encontramos en una encrucijada nacional entre profundizar o revocar las reformas propuestas por el actual gobierno de la Nueva Mayoría,  marcando el carácter anti neoliberal que estas deben tener, para lo cual se propone  la redistribución del poder político mediante una Asamblea Constituyente, también es necesario  pasar de la igualdad política a la equidad económica y social de todas y todos los chilenos, además, para esto se debe  terminar con el modelo  de desarrollo nacional extractivista y rentista e instaurar la industrialización del país.  A continuación se entrega una edición de textos seleccionados de esa exposición a la cual solo se le han antepuesto  algunos sub títulos de referencia.

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