El conflicto[1] austro-serbio es una mera bagatela –como si Hoboken le declarara la guerra a Coney Island– pero toda la civilización de Europa se ve involucrada.
La verdadera guerra, de la cual este repentino estallido de muerte y destrucción es sólo un incidente, se inició hace mucho. Ha estado librándose durante decenas de años, pero sus batallas han sido tan poco publicitadas que apenas se ha tomado nota de ellas. Se trata de un choque entre comerciantes.