Carta del compañero Kevin Garrido desde la Cárcel De Santiago 1

Escribo a altas horas de la noche, al menos para mí que día tras día mis ojos se abren a las 7:30 de la mañana de un intranquilo dormir para ver el gris hormigón y las grandes puertas de seguridad, aún así es el mejor momento para escribir lo que siento. Solo logro oír a un preso que “alaba al señor”, una música que no me gusta pero tampoco me desagrada y un sonido que detesto al cual he tenido que acudir varias veces: una cierra carcomiendo el metal.

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