La noche de los cuchillos largos

por Gustavo Burgos

Una vez afirmadas las instituciones, reforzados los pactos patronales y desplegada una legislación represiva como no se tiene memoria en nuestro país, el régimen se dispone a toda máquina a una nueva institucionalización. Una nueva noche portaliana se anticipa desde la cámara oscura del Consejo Constitucional. Mientras el TPP11 garantiza un marco de seguridad para el gran capital criollo y transnacional, a los trabajadores se les precariza y sus organizaciones son domesticadas, el horizonte político de la clase aparece constreñido a los marcos ascépticos de la democracia patronal cuyo único rasgo distintivo son las elecciones periódicas. Como caído de un platillo volador, el soporífero discurso sobre la probidad se despliega en las páginas de los medios oficiales haciéndose evidente el carácter de clase de la corrupción. El discurso punitivo se apodera de todo, el orden público se transforma en el máximo valor social y los tamborileros del fascismo emergen impunes reclamando una nueva dictadura militar. Porque esto último es el verdadero debate de la burguesía chilena en estos momentos: las dimensiones de la nueva Dictadura.

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