El pueblo de Curicó expulsa a Patricio Maturana, el paco que cegó a Fabiola Campillai

El 10 de junio ya lo habíamos informado. El paco Maturana tuvo una merecida funa en su domicilio, la casa roja de esquina ubicada en el sector El Boldo con Avenida Circunvalación, en Curicó. En la tarde de ese jueves, decenas de personas se reunieron para hacerle saber que no lo querían en el barrio, ni en Curicó. Maturana cumplía reclusión domiciliaria por el cobarde ataque a Fabiola Campillai, el día 26 de noviembre de 2019. Hoy se fue derechito a Santiago 1. 

“Asesino culiao, conchetumadre” fue lo menos que le gritaron cuando lo sacaban de su casa de Los Boldos. La gente tenía rabia, mucha rabia. Los pacos que resguardaban se veían nerviosos. Como a un delincuente lo sacaron, agarrado de brazos y tapado, mientras sus amigos cuidaban vanguardia y retaguardia.

La defensa de Maturana había recurrido a la justicia para solicitar que su defendido pudiera cambiarse de domicilio. Ya se había descubierto dónde vivía y lo iban a funar cada vez que se pudiera. Aprovechando el impulso, la jueza Magdalena Casanova decidió mandarlo al módulo de alta seguridad del penal Santiago 1.

En la decisión contribuyó la solicitud que hizo la fiscal Paola Zárate para modificar el cambio de reclusión domiciliaria luego de obtenerse nuevos antecedentes: el paco Maturana no entregó la cámara GoPro que portaba el día que le disparó a matar a Fabiola Campillai. Maturana no debe estar nada de contento con sus compañeros de armas. La información de que no entregó su cámara a la justicia salió desde Carabineros a Fiscalía. Así son éstos, de ser necesario, se entregan unos a otros.

La jueza decidió que el paco era un «peligro para la sociedad» y que existía un riesgo «plausible» de que buscara presionar a testigos y alterar pruebas.

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