por Pepe Gutiérrez-Álvarez
Como en tantos otros clásicos del socialismo del siglo XX, podemos dividir la difusión de su obra en tres periodos diferentes: la clásica (antes de la guerra), la de los sesenta-setenta y finalmente, la actual, muy marcada por las ediciones on line. Aunque su presencia ha sido reconocida dentro de casi toda la izquierda –seguramente sea la marxista más aceptable para los anarquistas–, su influencia quedaría muy localizada. Da la impresión de que su obra mereció cierto atención, quedaba bien, pero que raramente fue asimilada como otros clásicos del socialismo. Dentro del feminismo se le estimó como ejemplo, pero sus escritos sobre la cuestión no van más allá de su complicidad con su amiga Clara Zetkin, quien representó el momento más alto del noviazgo entre el feminismo y el socialismo.
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